miércoles, 31 de agosto de 2011

La casa siempre gana.

“Los casinos de las Vegas juegan con las leyes de las probabilidades.-”.- Dijo él ante la atención de todos los que allí estábamos.- “La mayoría le da al jugador un 42% de posibilidades de ganar, y los que dan más posibilidades de ganar es un porcentaje del 47% no más. Así que por eso es que la casa, siempre gana. Por ese 8%-3% que se deduce a favor de los casinos. Es mentira que se puedan hacer apuestas de millones de dólares como pasan en las películas, siempre hay un máximo para apostar, y generalmente es de mil dólares, imaginen ustedes que pudieran ganarse uno o dos o diez millones en una sola mano, quien gana, retira su apuesta y su ganancia y se va del casino, y el negocio de dichos lugares no es que la gente gane y se retire con su ganancia, sino que gane y quiera ganar más, hasta que lo pierde todo.”.

“Uno ahí conoce gente de todo tipo, gente famosa como Nelson Vargas o Matt Damon, pero recuerdo especialmente que conocí a un hombre que trabajó para Al Capone, no era uno de sus hombres allegados, sino simplemente era su portero, así que él se daba cuenta perfectamente de quién entraba y quién salía, y suponía los negocios que se cerraban con su jefe, pero nunca tuvo una certeza total y absoluta.”

“Él, decía nuestro interlocutor, recordaba esos años de su vida porque aunque no tenía la gran fortuna de su jefe, vivía con las mismas comodidades que él. Al le mandó hacer trajes italianos con su propio sastre, porque todos los empleados de Al, debían vestir con estilo. Siempre comía sus tres tiempos, en horarios laborales, así que también él consumía alimentos de los que Al degustaba. Y tenía un pequeño departamento para dormir al finalizar sus jornadas.”

“Por mucho dinero que llegue a tener una persona, sólo puede vestir un traje a la vez; no importa que tenga otros mil en su guardaropa, por mucho dinero que tenga alguien, sólo puede hacer tres comidas al día, no puede mandarse hacer otro estómago; por mucho dinero que tenga una persona, sólo puede dormir en una cama, no en las diez mil camas que puede comprarse con su capital.”.

“Para ser feliz en la vida, decía el portero de Al, no hace falta mucho. Los hombres ambicionan más de lo que tienen porque no valoran estos simples y sencillos aspectos. Yo con mi salario de portero, tenía vida de rey, y tenía la misma calidad de vida que tenían todos los hombres poderosos que ví entrar y salir tantas veces…..”.

Mientras conducía de regreso a mi hogar, me quedé pensando en todo lo que había oído esa tarde.

Ese hombre retirado nunca imaginó que esa noche en las Vegas, compartiría su conocimiento también con una pueblerina del país vecino del Sur.
Y eso, que sólo había un 0.0000001% de probabilidad de que su historia fuera conocida por mí.

No cabe duda, de que los grandes aprendizajes llegarán a través de la escuela de la vida.

En efecto, la casa siempre gana.

martes, 23 de agosto de 2011

Cafe Des Artistes

La mesa de madera estaba pulcramente colocada debajo de aquél edificio histórico.

Tres de sus cuatro asientos estaban ocupados por dos hombres y una mujer. Todos ellos vestidos de manera formal.

Sin hojear siquiera la carta, ella pidió al mesero un café americano.

Ella veía directamente al par de hombres que a su vez, se encontraban dubitativos ante su presencia.

- Pensamos que vendría el Ingeniero….. Es decir, el Ingeniero y usted.

- Nuestro cliente decidió que viniera yo.- Dijo ella sin quitar la mirada del par de individuos.

- Bueno, es que… usted sabe, toda nuestra comunicación ha sido con el Ingeniero y…..

- Cada palabra que ustedes le hayan dicho al Ingeniero, tengan por seguro que fue reproducida fielmente conmigo.

El par de hombres se vieron uno al otro, y continuaron.

- Ha habido algunos contratiempos….. El contrato que firmamos no podrá finiquitarse de la manera estipulada debido a causas ajenas a nosotros, sin embargo, le comenté al Ingeniero la posibilidad de lograr el mismo, el mismito resultado pero con diferente ruta.

- El Ingeniero me comentó esa posibilidad y ustedes deben saber bien nuestra postura, por ese camino no tenemos ninguna intención de transitar, ustedes saben que la propia lógica está en contra de lo que ustedes me están proponiendo.- Dijo aquella mujer de pelo alaciado mientras agregaba azúcar al café.

- Nosotros tenemos un compromiso con ustedes, y no hemos tenido un solo cliente que no haya quedado satisfecho con nuestros servicios profesionales prestados, y le podemos asegurar que para efectos prácticos, el resultado será el mismo.

Ella terminó de mezclar la azúcar dentro del café, volteó a mirarlos de manera irónica y les dijo:

- La misma seguridad que me ofrecen en este momento, la ofrecieron hace un mes, así que a nombre de los intereses que represento, permítanme mostrarme un tanto incrédula.

- Tenga la seguridad, de que somos gente de palabra.- repetían ellos una y otra vez.

Ella, terminó su café mientras oía al par de hombres repitiendo continuamente las mismas palabras.

- No queremos más intermediarios.- Dijo ella mientras alejaba la taza de sí.- Me pagaron, y me pagaron bien, por venir a hablar personalmente con la Administradora de la Empresa.

El par de hombres se miraron y pidieron la cuenta.

Ella se levantó, sacó las gafas oscuras de su estuche y salió del lugar.


Yo estaba en la mesa contigua tomando una limonada, mientras esperaba la hora de ir a la reunión laboral en tierras vecinas.

Por unos instantes, envidié la seguridad con la que se conducía esa mujer.

Volteé a ver mi limonada y releí los documentos que había estudiado a la perfección desde hacía un año.

Podía sentir la manera en que mi piel temblaba de los nervios.
Cerré los documentos impresos, y fui a desahogar mi prueba.

No sé si me fue bien o mal.
Sólo me resta esperar la Sentencia.

A la salida de mi audiencia, fui a la Catedral a rezar un rato, y de ahí me dirigí hacia un jardín bonsái, sé que el rezar no cambiará el futuro, pero le dio tranquilidad espiritual a mi presente.


sábado, 20 de agosto de 2011

Pinkey.

Cuando era pequeña, muy pequeña, y papufo salía de viaje por x ó y motivos, esperaba ansiosa su regreso porque siempre nos traía regalos.

Al día de hoy, cuando va a salir de viaje, nos pide que le digamos qué queremos que nos traiga de recuerdo, pero antaño, cuando éramos infantes, él nos traía lo que él consideraba adecuado.

Generalmente nos traía muñecos de peluche.

Aún a la fecha, conservo en mi cabecera a un Pato Donald que ni siquiera es el “Pato Donald” que todos conocemos, pero yo así le llamé siempre, y como siempre fue mi muñeco de peluche favorito, pues al día de hoy está muy percudido, pero aún así sigue siendo hermoso para mí, y obviamente, mi muñeco favorito.

Entre todos los juguetes que nos traía, se encontró alguna vez, un perrito mecánico, que caminaba cuatro pasos, ladraba, se detenía y se daba una marometa, para seguir caminando cuatro pasos más, seguir ladrando, seguirse deteniendo y darse otra marometa, y así sucesivamente.

De todas las mascotas que tuvimos en la casa paterna, nunca se incluyó un cachorrito porque papufo los odiaba, y los odia.

Por azares del destino, hoy en casa tenemos un perrito.

Se llama Pinkey.

Es todo adorable, y es juguetón, ardilla dice que es un perro listo, en los estándares de inteligencia perruna.

Llegó el martes en la noche a la casa.

Y ha ido adaptándose rápidamente.

Ya no llora en las noches extrañando a su mamá.

Más o menos ahí la lleva aprendiendo a hacer del baño.

Haga lo que yo haga, huele a perro, y eso es lo único que me desagrada de él.

Agarra vuelo y corre y corre y corre y salta hacia su camita, a la cual adora porque adora dormir.

Yo casi no estoy en la casa por motivos laborales, por lo que a mamufa y a ardilla les toca chutárselo la mayor parte del tiempo, aún y cuando ellas no lo compraron.

Pinkey, a diferencia de mi perrito mecánico de antaño, no se prende y se apaga cuando yo quiero jugar con él.

Es un ser vivo que demanda atenciones.

Hoy por decir, no sé cómo se metió abajo del refrigerador, y lloró y lloró y lloró, y yo duré como quince minutos en sacarlo de ahí lleno de polvo.

No sé ni cómo logró escabullirse ahí, pero a partir de ese incidente, no se acerca ni de broma a la cocina.

No sé si vayamos a convivir con él durante toda su vida canina, pero sólo sé que por las noches despierto, volteo debajo de mi cama, alrededor de mí hay aroma de perro, me enfado, pero busco ese bulto peludo negro que me ve tiernamente y derrite mi corazón.


lunes, 8 de agosto de 2011

Impulso.

“Si quieres festejar, el Bar Luna es EL LUGAR.”
Yo.


El miércoles pasado fue cumpleaños de una de mis amigas ladies night, y como ella vive en Guanajuato capital, las que pudimos ir hacia allá, nos lanzamos para festejarla en el mejor bar de esa ciudad sito en el Jardín Unión (un must para todos los que visiten dicha hermosísima ciudad colonial).

Cuando las chicas locales llegamos, la cumpleañera estaba con otras dos nenas, y en cuanto las vimos, hicimos algarabía y la felicitamos.

Pedimos cerveza y más cerveza para festejar, y como yo no era conductora resignada pues dije innnngue sú! Vengan de ay’ las victorias!!!, antes de que anocheciera, se acercó el mariachi para preguntarnos quién era la festejada, porque los dos caballeros de la mesa contigua habían pagado la canción que ella quisiera.

Como ellos estaban a mis espaldas no pude pasarles láser alguno. Y en cuanto anocheció, los dos hombres se fueron del lugar, pasando antes uno de ellos a saludar a la cumpleañera.

Yo en cuanto lo ví, quedé paralizada y dije Wooooow!!! Qué guapísimo!, y cuando se fueron, yo ya estaba media ebria y volteé con mi amiga cumpleañera para preguntarle: “Tienes su número?”, ella se sonrojó y dijo que no, yo dije quéeee???? y rasgué mis vestiduras, y luego de eso le dije: “Mira, la neta, es tu cumpleaños, se nota que le gustaste, está mega bizcocho el sabroso, corre y ve a preguntarle su fon!!!”, y entre que sí y entre que no, ella salió en su búsqueda.

Regresó a los cinco minutos diciendo que no los había alcanzado y que se habían metido a un bar que estaba a cuatro cuadras de ahí, yo, con todo mi ánimo etílico, la ví y le dije: “Cobran cover en ese bar?”, ella me dijo: “Nop”, me paré, y ante la expectación de todas las demás, tomé del brazo a la cumpleañera y le dije: “Ven pa’cá!! Esto no se presenta siempre en la vida.”, en cuanto llegamos al bar donde estaban los otros dos, me asomé y al ver que estaban solos, me pasé yo muy fresca como lechuga, los ví y le dije al mega sabroso: “Oye, mi amiga quiere una pic contigo”, pero yo así bien segura y bien impulsada debido a la euforia que no sé cómo surgió ese día en mí, si tuviera esa iniciativa conmigo misma, seguro que en estos momentos sería una soltera codiciada pero bueeee, no se puede tener todo en la vida jejejeje.

Total que entre pics, intercambios de números, pláticas y así, les dijimos que pues seguíamos en el Bar Luna, por si querían ir más de rato.

Regresamos a nuestro lugar y todas nos miraban atónitas.

A la media hora, ambos hombres llegaron, y nos enteramos que el bizcocho era originario de Sao Paulo, a webs que por algo mi radar sonó en cuanto lo vió, y entre cheves, opiniones brasileiras y mariachi, transcurrió la noche.

Entre las pocas cosas que el chico paulista tenía de Bratzil, se encontraba un billete de un real que él llevaba en su cartera, lo ví y le dije: “Awwww cuando vuelvas a ir a Brasil, me regalas uno de ésos va?”, ya que yo tengo un real en moneda, pero no en billete, él tan caballeroso, sonrió y me lo obsequió.

Yo lo miré gustosa y lo metí en mi cartera, al lado del billete de un dólar que me regaló mi sis y que me ha traído mucha $$$uerte.

A la medianoche, y entre risas y el ánimo a todo lo que daba, nos regresamos a nuestro dulce nido.

La cuenta, fue pagada por el par de nenes.

Al día siguiente no pude sino pensar todo el día en todas las oportunidades que perdemos por falta de iniciativa o impulso.

Mis amigas me dijeron que me hice acreedora al título de "amiga del siglo". Ja!

Y yo, sólo sonreía al ver en mi cartera, mi nueva adquisición brasilera.


lunes, 1 de agosto de 2011

De obsequios paternales.

“Nooooo!! ¿por qué? ¿por qué? ¿por qué siempre me adivinas el pensamiento?.- Me dijo papufo riendo a la hora de pedir la cuenta de la comida el sábado pasado.
……………………………………………..

Papufo , como todos los padres, tuvo muchos errores para con sus hijos.

No se nace sabiendo ser padre o madre.

Pero yo, idealista como soy, no recuerdo sus fallas de antaño, sólo sus aciertos.

Y si algo he de reconocerle, es que los pocos o muchos momentos que estuvimos juntos, me inculcó (sin que yo me diera cuenta) la idea de que yo era especial y muy inteligente, casi casi que una niña genio.

“jessie!! ¿Sabes de qué me estoy acordando al ver en la tele esos fuegos artificiales?”

Y yo, con mi memoria fresca cual lechuga me apuraba en buscar eventos en mi mente que tuvieran qué ver conmigo, con papufo y con fuegos artificiales.

“Del castillo de la fiesta de Santa Cecilia que fuimos a ver la semana pasada papá!!!”.- decía yo con mis ojos brillando intensamente ante la incertidumbre de haber atinado a la respuesta de mi progenitor.

Él, me miraba y con circo, maroma y teatro, me hacía un show de gesticulaciones y me decía: “jessie!!!! Tienes el poder de leer mi mente!!! Cómo adivinas lo que estoy pensando!! Muy bien jessie!!”.

Digo, ya si no recordaba lo sucedido la semana pasada, es que sí estaba en el hoyo. Jejejejeje.

Pero yo crecí con la idea de que su mente y la mía estaban conectadas, y que ése, sólo era un obsequio que se le daba a las mentes pródigas.

Conforme pasó el tiempo y cada vez que vamos a comer a cualquier lugar, jugamos a que antes de abrir la cuenta, cada quien dice una cantidad al azar, y gana el elemento familiar que más se acerque al precio total sin propina, jejejeje.

No gana nada material, sólo el gusto de saberse ganador que implica el haber aprendido los precios de la carta y saber sumar mentalmente, y que de cierta manera, implica un buen manejo de la mente.

El sábado pasado mi papufo me invitó a comer a mi lugar favorito de la ciudad vecina de Irapuato, al momento de pedir la cuenta yo dije mi cantidad, y él me respondió:
“Nooooo!! ¿por qué? ¿por qué? ¿por qué siempre me adivinas el pensamiento? Es la misma cantidad que yo iba a decir.”.

Las cosas buenas de papufo, persisten aún a través de los años.
Yo sonreí plenamente.

Aún cuando perdí en mi cantidad elegida.
Ja!

Papufo supo sembrar en mí, la idea de que yo tenía una mente pródiga.

Y ése, es el mejor obsequio que un padre puede darle a su hija.